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No TodoS FlotaN

Los Atascos

Los atascos, si, ese compañero de todas las vacaciones del que nadie se acuerda. Es cierto que los seres humanos tenemos una capacidad prodigiosa para olvidar los malos recuerdos y quedarnos con las experiencias positivas vividas. Según los expertos, eso  preserva nuestra salud mental. Sin embargo, no comprendo por qué sí que nos acordamos y asociamos el verano a mosquitos y demás insectos fastidiosos (quizás ayuden las maravillosas campañas de publicidad sobre mosquitos y “antiaéreos”)  y no nos acordamos de los atascos.

 

Y hete aquí que todos los meses de Julio y Agosto nos damos con devoción propia de Semana Santa a la mucho más quilométrica procesión de los atascos en las carreteras. No aprendemos, todos los viernes a la misma hora nos damos cita como llamados por una “voz superior” a los ríos negros donde nos dedicamos a  quemar combustible, bostezar, discutir y otras actividades relacionadas con la minería…

Quizás en esta sociedad de la prisa necesitemos un espacio para la meditación y encontrarnos a solas con nosotros  o con los nuestros.  Los atascos nos lo permiten, dentro de nuestros “nuevos templos”, los coches; quizás por ello, inconscientemente, repitamos el ritual una y otra vez…

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